Parte delantera de la cómoda chinesca Fuente: Patrimonio Nacional
Patrimonio Nacional, que tiene una función cultural y constitucional, es la entidad pública que guarda el legado material que ha dejado la Corona española a lo largo de sus diferentes reinados, es responsable del mantenimiento y promoción de las diversas residencias y propiedades del linaje dinástico, en su mayoría de los Austria y los Borbón. En 1865 durante el reinado de Isabel II, se articula por primera vez una ley que regularía los bienes de la Corona y que marca el origen de la institución patrimonial que es única en el mundo. Las colecciones reales provienen de diferentes disciplinas como la escultura, la tapicería o la orfebrería, entre otras artes. Las obras, que solían ser encargos o regalos hacía los distintos monarcas, tienen la firma de los artistas más prestigiosos de cada época, destacando el conjunto de pinturas murales y cuadros de los siglos XV al XX, donde tienen una especial relevancia las pinturas españolas del Siglo de Oro. La prestigiosa colección mobiliaria también atesora protagonismo entre los bienes, y es que alberga más de 18.000 piezas de gran valor artístico e histórico desde el siglo XVI a principios del siglo XX, como es el ejemplo de la cómoda chinesca de Felipe V.
Primer retrato oficial de Felipe V, rey de España, realizado por Jean Ranc. Fuente: Museo del Prado
La red de Reales Sitios tiene origen a partir de 1561 cuando Felipe II instala la capital en Madrid y en 1563 funda El Escorial. En la actualidad, la institución pública se encarga del cuidado y de la difusión cultural de 24 palacios, casas de campo, jardines históricos y monasterios que han pertenecido a los diferentes monarcas, como el monasterio de las Descalzas Reales o el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso creada por el mismo Felipe V, primer rey de la Casa de Borbón, que presenta similitudes con el Palacio de Versalles en Francia. La red de palacios fueron las segundas residencias de la Familia Real, práctica que empezó con la Casa de Habsburgo, dependiendo de la estación del año el rey se trasladaba a un lugar u otro, a pesar de que la sede oficial estaba afincada en el Palacio Real de Madrid o de Oriente, que Felipe V ordenó construir en el mismo lugar del medieval y destruido Real Alcázar, la realidad era que la corte española moderna no vivía siempre en la capital. En cada época del año, la familia residía en un Real Sitio distinto alrededor de los pueblos cercanos al domicilio oficial, pasaban la primavera en el Palacio Real de Aranjuez, el verano en La Granja en Segovia, el otoño en el Real Sitio de San Lorenzo del Escorial y el invierno en el Palacio del Pardo o en Madrid.
Fotografía del Palacio Real del Pardo. Fuente: Patrimonio Nacional
La cómoda chinesca forma parte del mobiliario del Pardo, que tiene sus orígenes en la afición de los monarcas por la caza, ya en el siglo XIV los reyes de Castilla hicieron del monte boscoso de El Pardo un cazadero real, y es por eso, que en el siglo XVI por orden del emperador Carlos V construyeron en la zona un palacio. Felipe V, durante su reinado, residió los primeros meses de cada año y el mobiliario poseía un marcado gusto francés e iba siempre acorde con las nuevas tendencias europeas.
Lateral de la cómoda chinesca. Fuente: Patrimonio Nacional.
Uno de los muebles más comunes del siglo XVIII es la cómoda, la pieza chinesca de Felipe V es una representación del rococó francés y un ejemplo de la tendencia oriental en Occidente. Pero la moda de los objetos y artes orientales en Europa tiene su origen siglos antes, cuando aparecen nuevas rutas comerciales dominadas por los portugueses y españoles, es en ese momento cuando Europa y Asia entran en contacto produciendo un intercambio cultural entre los dos mundos. La difusión de la porcelana, el abanico y los nuevos textiles provocó que estos objetos se convirtieran en un símbolo de riqueza y ostentación de poder de la monarquía y la nobleza. A pesar de la importación por vía de las rutas comerciales, la imitación en esta materia se volvió habitual en la manufactura europea, como es el caso de dicha cómoda, que aplica la técnica del lacado que deja el mueble brillante y resistente. La pieza tiene influencias francesas, ya que presenta un estilo formal similar al mobiliario de Luis XV, españolas o italianas, porque las patas de la cómoda son de madera en vez de bronce, y orientales, por las ornamentaciones en ocre y dorado de los cajones que representan escenas con motivos exóticos. Así es como las imitaciones denominadas “a la chinesca”, como la pieza de Felipe V, y la importación de objetos asiáticos cobraron importancia en Europa convirtiendo a la reina consorte, Isabel de Farnesio, en una gran coleccionista del arte oriental de la época.
Artículo escrito por Salut Baldirà Martí para Room Service.