Los materiales utilizados son siempre respetando la naturaleza y sus recursos limitados, así como utilizando fibras de calidad procedentes, a poder ser, de lugares próximos.
Algunos de los materiales con los que trabajan son:
La lana merino francesa, procedente de la oveja merino de Arles.
El origen del nombre de la oveja merino es incierto, es probable que venga de los Merinos o cobradores de impuestos del Reino de León, quienes cobrarían los diezmos en lana, cecina y queso. Según esta idea, la oveja merina se habría originado en el centro de la península ibérica. No obstante, es más probable que la raza se originara en el sur de la península, aunque también se ha señalado su primer origen en Cartago e incluso en Oriente Próximo. En el siglo XVIII se introdujo por primera vez en Francia.
Se trata de una raza compacta, de cuello y patas cortas, impresión que se ve reforzada debido a su lana larga, fina y rizada. Esta es de mejor calidad en los animales que se crían en ambientes soleados y ligeramente arenosos. El color del manto es blanquecino, sin manchas, y sólo en casos muy raros los machos presentan unos cuernos en espiral.
Su vellón proporciona una lana excepcional, rizada como ninguna otra en el mundo, con el mayor número de bucles por centímetro. Esta calidad permite tejer prendas gruesas y a la vez muy ligeras.
La lana de Yak, también material utilizado por Teixidors, es una fibra extraída a partir del pelaje de los yaks, es un bovino de pelo largo que habita principalmente en la región del Himalaya, la meseta tibetana y algunas áreas de Mongolia y Asia central. La lana de yak de Teixidors proviene de las montañas de Khangai, en las frías estepas de Mongolia. Los pastores nómadas han creado su propia cooperativa, con el apoyo de Veterinarios Sin Fronteras. El proyecto tiene como objetivo reintroducir los yaks en los rebaños tradicionales de la región, para gestionar los pastos de forma sostenible y asegurar el futuro de los miembros de la cooperativa. Esta clase de tejido ha sido utilizado por los nómadas en la región durante más de mil años para fabricar ropa, tiendas de campaña, cuerdas y mantas. Más recientemente, la fibra ha comenzado a utilizarse en la industria de la confección para producir prendas y accesorios.
El pelaje del yak se compone de tres tipos diferentes de fibra que varían mucho en apariencia y características. La cantidad de lana producida por este animal depende de factores como el sexo, la edad y la raza; del mismo modo, las proporciones entre las diferentes capas varían a lo largo de las estaciones del año.
El pelaje de yak se caracteriza por su retención del calor incluso estando húmedo, durabilidad y elasticidad. Todas las primaveras, estos animales pierden naturalmente su capa interior de pelaje, que posteriormente se recoge al peinarlo. Finalmente, el pelo pasa por un proceso de limpieza y se transforma en hilos. La suavidad de esta capa de lana se debe, además del rizado de la fibra, a unas pequeñas escamas que coinciden con el eje del propio pelo.
Desde mediados del siglo xx se han realizado experimentos entorno a esta materia, fomentando el interés de la industria de la confección por la lana de yak, ya que su naturaleza exótica y sus características la convierten en una alternativa a la cachemira.
A parte de estas fibras, Teixidors también utiliza cashmere de cooperativas de Mongolia. El cashmere es una de las lanas de cabra más escasas y menos comunes del mundo y a su vez una de las más valoradas. Es suave al tacto, sedosa, ligera y es un buen aislante térmico.
El cashmere toma su nombre de la región indopakistaní de Cachemira, aunque los rebaños de esta especie caprina pastan tradicionalmente las altas montañas de Mongolia, Afganistán, Irán, Turquía y otras repúblicas de Asia Central.
Mongolia es uno de los países menos industrializados del mundo, apenas fabrica nada, a excepción del sector minero (cobre y oro). La cachemira casi representa, sobre todo en el sur del país, la única fuente de riqueza, lo que les induce a aumentar su número de cabras, con perjuicio de las otras especies y del equilibrio ancestral. Por lo tanto, hay una importante crisis de sobrepastoreo que amenaza seriamente la sostenibilidad de los ecosistemas locales.
Teixidors encuentra la trazabilidad y sostenibilidad desde el nacimiento de éstos animales hasta la comercialización de sus piezas de alta calidad.
Artículo escrito por Amina Guijar Hernández